Fundación Secretos para contar | El origen de la vida

El origen de la vida

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Poco a poco, la Tierra se fue enfriando; la mayor parte del vapor de agua de origen volcánico que hacía parte de esa atmósfera primitiva, se condensó, formando pequeñas gotas de agua que al hacerse más pesadas empezaron a caer, dando origen a los primeros océanos del mundo.

Existen varias teorías sobre el origen de la vida. Los científicos piensan que la vida tuvo su origen en el mar, pero... ¿cómo sucedió? En el agua, que contenía ya muchos de los elementos que hacen parte de todos los seres vivos, sucedían cosas maravillosas: el Sol calentaba el agua y las constantes tormentas eléctricas la cargaban de energía; así se formaron sustancias nuevas, diferentes; algunas de ellas fueron las proteínas, que son el primer paso en la historia de la vida en la Tierra.

A medida que el tiempo transcurría, las proteínas desarrollaron a su alrededor una especie de bolsa que las separaba del agua, es decir, consiguieron un cuerpo, muy pequeño, que las hacía independientes; aparecieron así las primeras células, que eran muy sencillas, pero ya contenían el principio de la vida. Montones de células forman los cuerpos de las plantas, de los animales y el nuestro.

Las células tenían diferentes formas, algunas parecían cocos, otras raquetas, a veces tornillos; en ocasiones se quedaban juntas formando grandes grupos. Los colores también variaban, las había transparentes, azules, verdes, cafés. En fin, la vida se expresa desde esa época de formas muy diferentes.

Utilizando la energía del Sol

Algunas células formaron dentro de sus cuerpos un pigmento verde, llamado clorofila, capaz de absorber la luz del Sol; ellas lograron tomar de la atmósfera una sustancia llamada dióxido de carbono y un poco de agua, y, ayudadas por la energía del Sol, fabricaron su propio alimento, una sustancia nueva llamada carbohidratos; este proceso se conoce como fotosíntesis. Seres muy pequeños invisibles a nuestros ojos, como bacterias y algas, poblaban los océanos.

Sea cual fuere la forma o el color que tuvieran estos seres, al fabricar su propio alimento, dejaban salir de sus cuerpos una sustancia muy importante que llamamos oxígeno. Y, a medida que el agua y la atmósfera iban teniendo mayor cantidad de oxígeno, fueron apareciendo otros organismos que dependían de él para vivir. El oxígeno está en el aire que respiramos, sin él, la vida de personas y animales sería imposible.

En esas primeras células ocurrían muchos cambios; tal vez, para moverse más velozmente en el agua, cambiaron sus formas; unas desarrollaron algo parecido a una cola o flagelo; otras, alrededor de sus cuerpos formaron cilias, es decir, pelillos semejantes a pestañas. Hubo algunas que continuaron viviendo independientes y otras que encontraron más cómodo vivir en grupos.

Después de que los pequeños seres fueron independientes y podían fabricar o conseguir su alimento, aprendieron a hacer algo sorprendente: crear otro ser igual a sí mismo, como si se hubieran calcado. Entonces sucedió algo maravilloso en la historia de la vida: ¡Estos seres fueron capaces de reproducirse!

El pasto que come la vaca, el maíz que come la gallina, la papa que comemos o el aguapanela que tomamos, son ejemplos de carbohidratos. Ellos dan a los animales o a las personas la energía para correr, criar a los cachorros, nadar, salir de paseo...