Fundación Secretos para contar | El pobre don Pancho

El pobre don Pancho

Federico M. Rivas (Colombia 1856-1922)

El pobre don Pancho
que vive en su rancho
con su mula negra, su vaca barcina,
su perro, su gato, su alegre cochina,
y otros animales de igual condición,
hoy está gimiendo con honda tristeza.
–¿Qué tiene Don Pancho?
¡Dolor de cabeza!
¡Pobrecito Pancho de mi corazón!

Bajando la oreja
la mula se queja;
lloran la cochina y el perro y el gato;
solloza el conejo; da gritos el pato;
la vaca no quiere dejarse ordeñar,
todos por el amo sufren pena intensa
y hasta el ratoncito que anda en la despensa
mirando a Don Pancho, se pone a llorar.

Ante tanto duelo
apiádase el cielo
y hace que Don Pancho, con mente afanosa,
recuerde que tiene guardada una cosa
que un médico amigo le dio antes de ayer;
la saca, la mira, la huele, la toca,
la toma en los dedos, la pone en la boca,
y ¡zas! Se la traga con mucho placer.

Y sus animales
viendo muecas tales
piensan, cuando el amo traga la tableta:
–“¿Será que Don Pancho perdió la chaveta?”
–“¿Será que Don Pancho se va a suicidar?”
Y atentos, ansiosos, callados y lelos,
abiertas las bocas, parados los pelos,
aguardan temblando lo que ha de pasar.

De pronto da un salto
de tres varas de alto
y exclama dichoso, con voz conmovida:
“¡Mi mula del alma, mi vaca querida,
mi perro, mi liebre, mi pobre ratón
ya pasó mi pena, ya estoy aliviado,
la Cafeaspirina, remedio adorado!,
¡ha sido la tabla de mi salvación!”

Y se arma en el rancho
el gran zafarrancho:
bailan como locos el perro y el gato;
rebuzna la mula; da saltos el pato;
el señor conejo baila el rigodón;
se muere de risa la vaca barcina;
baila en una pata la alegre cochina,
y en medio de aquella feliz confusión
¡Viva – grita Pancho – la Cafeaspirina,
la Cafeaspirina de mi corazón!”

El pobre don pancho